Olivia Rodrigo fascina a jóvenes en el Estadio GNP
Olivia Rodrigo no necesitó escenografías extravagantes para conquistar el Estadio GNP. Sin columpios lunares ni pasarelas, desafió convenciones y rompió barreras generacionales, cautivando por igual a niñas de 8 años, adolescentes sin inhibiciones y adultos que coreaban sus letras junto a sus hijos. Con su guitarra en mano y una presencia magnética, la artista tejía historias entre acordes, gestos teatrales y una energía que desbordaba las pantallas.
Desde las teclas del piano hasta los riffs de guitarra, demostró que la autenticidad es su mejor arma escénica. Ataviada en looks que mezclaban cueros, brillos y morados vibrantes, cada movimiento suyo era un golpe de punch visual y emocional. "Este es el mejor show de mi pinche vida", confesó entre risas, mientras el público respondía con aplausos que resonaban como truenos.
Olivia Rodrigo: Emoción, Idioma y Comunidad
"Me han dicho que el público en México es ruidoso", lanzó Olivia Rodrigo, provocando una oleada de gritos ensordecedores desde las 65 mil personas presentes. Su esfuerzo por conectar en español con frases como "qué hermosa audiencia" o "los amo mucho" no solo derritió corazones, sino que selló una complicidad única.
El concierto, dividido en tres actos con propuestas estéticas distintas, mantuvo al público en un vaivén entre baladas íntimas y éxitos acelerados. Cada canción fue un diálogo colectivo: adolescentes saltando al unísono, padres tarareando melodías y niños imitando sus pasos sobre el hormigón. Olivia no solo cantó; creó un espacio donde la música borró edades y diferencias, dejando tras de sí un "delicado desmadre" lleno de memorias imborrables.
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